Seguro que muchas veces hemos oído aquello de “no se pueden poner plantas en el dormitorio porque nos quitan el oxígeno”. Pues en realidad sí que se puede tener alguna planta en la habitación.
Este mito de que “las plantas nos quitan oxígeno de noche” se originó cuando se descubrió la función clorofílica (fotosíntesis), es decir, el proceso por el que las plantas de hoja verde durante el día inhalan dióxido de carbono y liberan oxígeno. De noche, sin luz solar, realizan el proceso contrario consumiendo oxígeno y liberando dióxido de carbono, es decir, respiran. Pero mucho más inhala nuestra pareja y no por eso le echamos de la habitación. Todos dormimos con alguien alguna vez y nunca nadie se ahogó por eso. Aunque como siempre en el exceso está el error, evitemos también el tener una frondosa jungla en la habitación.
Y no solo eso, las plantas actúan como filtros de aire. Durante el día producen oxígeno ayudando a renovar el aire de la casa. Además también son beneficiosas para la filtración de toxinas, contaminantes y el propio CO2, incluso añaden humedad al aire y pueden ayudar a prevenir la piel seca y dolor de garganta durante el invierno.
Las plantas no son malas para el bienestar respiratorio, a no ser que seas alérgico a su polen. Más bien al contrario nos ayudan a respirar un aire más limpio. Basta pensar en al placer de respirar en un bosque. Algunas purifican el aire y filtran alérgenos y sustancias contaminantes del aire como benceno, monóxido de carbono, formaldehído y tricloroetileno. Algunas incluso emiten sustancias que reducen los niveles de esporas de hongos y de bacterias en el aire. Si no tienes alergia al moho, puedes utilizar arecas, singonios, helechos, datileros, hiedra, poto, espatifilo, cintas y drácenas. Y el popular poto es muy útil, parece ser que donde hay uno el aire está mucho más limpio.
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