Flora del Famatina: Loconte (Clematis montevidensis Spreng.)
Enredadera aclimatada y nativa en casi todo el país, crece en sitios
particulares y los lugareños la usan como antiveneno contra mordeduras
de animales y picaduras de insectos ponzoñosos, siendo la infusión de
raíces, hojas y flores utilizadas contra sarna, lepra, pecas,
reumatismo, asma, resfríos, neuralgias y en cataplasma expulsa los
gusanos de las heridas en animales. Sus tallos fibrosos son objeto de
elaboración artesanal y otras especies son consideradas como la "reina
de las enredaderas" por sus impactantes floraciones.
El género Clematis, único leñoso en las Ranunculáceas, consta de casi
tres centenares de especies distribuidas en ambos hemisferios. A pesar
que varias de ellas son reputadas medicinales (v.g. C. vitalba L. y C.
recta L. como diuréticas y antirreumáticas, en Europa; raíces de C.
chinesis Retz. como diurética, en la medicina china; C. triloba Heyne ex
Roth, de la India oriental, para enfermedades de la sangre, en medicina
ayurvédica; la ya mencionada C. glycinoides en Australia; etc.), e
incluso forman parte de preparados homeopáticos (especialmente C.
recta), en muchos casos causan dermatitis de contacto, provocando
ulceraciones y llagas. Otras especies (C. florida Thunb., C. montana
Buch.-Ham. ex DC., C. x jackmanii T. Moore, etc.) tienen importancia en
horticultura, cultivándose junto con varios híbridos por sus vistosas
flores, mientras que los tallos tiernos de algunas entidades (C.
flammula L., C. vitalba L.) resultan comestibles una vez cocidos y los
entrenudos agostados de C. vitalba han sido empleados a guisa de
cigarrillos. Sólo 5 especies del género habitan en la Argentina: C.
bonariensis Juss. ex DC., C. campestris A. St.-Hil., C. dioica L. (con
dos variedades: var. australis Eichler y var. brasiliana (DC.) Eichler),
C. haenkeana C. Presl. y C. montevidensis. Esta última es la de mayor
distribución en nuestro país, donde está representada únicamente por la
variedad típica, ya que C. montevidensis var. denticulata (Vell.)
Bacigalupo está restringida al este de Brasil. En el curso de estudios
etnobotánicos llevados a cabo en el centro-oeste de la Argentina se
detectó el uso terapéutico popular de esta especie de amplia
distribución en la región; justamente su frecuencia y el empleo
mayoritario de la droga en fresco serían las causas primarias de su
ausencia en los comercios especializados en la venta de medicamentos
herbarios y fitoterápicos. Familia distribuida en regiones cálidas y
templadas de ambos hemisferios. Crecen en selvas marginales, bosques
higrófilos y en los bordes del camino.
Prefieren suelos bien drenados, con abundante humus y a pleno sol o media sombra (Lahitte y
Hurrell, 2000).
"Loconte" (Clematis montevidensis Sprengel = Clematis hilarii Spreng.).
"Barba de viejo", “Bejuco”, “Cabello de ángel”, “Barba de chivo”,
“Centella”, “Zocate”, “Barba branca”, “Barba-de-velho”,
“Cipó-barba-branca” (Brasil), “Tuyá rendivá” o “Enredadera amarga” (NEA,
Paraguay). Familia: Ranunculácea a la que también pertenecen las
marimoñas y anémonas; trepadora (liana) de más de 4 m de alto y
perenne, tallos jóvenes estriados y pubescentes, frecuentemente
coloreados con antocianas; tallos viejos glabros, amarillentos o
rojizos; hojas compuestas imparipinadas, rara enteras; folíolos enteros o
partidos, cuando jóvenes lineales, luego lanceolados u
ovado-lanceolados cuando partidos. Flores solitarias o en cimas de 3-4
flores laterales o terminales, hermafroditas o unisexuales. Su fruto es
un aquenio alargado, piloso, algo giboso, adelgazado hacia ambos
extremos y unido al estilo persistente que sirve para su dispersión por
el viento y alude a su nombre vulgar. Liana cuyas hojas machacadas en
pasta e introducidas en las heridas, curan las miasis en animales y
mordeduras de víboras y arañas. En cataplasma es cáustico y
rubefaciente. El té se usa para curar la lepra, sarna y otras
enfermedades. Por inhalación directa es descongestivo de las vías
respiratorias. Antiasmático. Posee clematina, saponina, tanino,
alcaloide y sus hojas tienen propiedades tóxicas, actuando como
cáusticas y vesicantes (originan eritemas y hasta ulceraciones sobre la
piel). El sabor de las hojas es acre y quemante. La clematina es
altamente tóxica, intoxicando a los animales que la consumen,
principalmente luego de las heladas. Los países del Hemisferio Norte, de
inviernos más fríos que el nuestro, la consideran como la “reina de las
enredaderas”.
Su hábitat natural es en los bordes de los bosques, donde crece con sus
raíces en el suelo fresco, sombreado y húmedo y “estira el cuello” para
que sus flores reciban el sol, para lo cual se aferra a los árboles y
arbustos para trepar ... el lema para cultivarla es “pies fríos y cabeza
caliente”.
Sus órganos de agarre son las mismas hojas, que alargan su pecíolo para
enroscarse. Esta característica la hace una trepadora mansa (no
agresiva) para fachadas, barandas y otras partes de una vivienda.
Al florecer y durante las horas de calor emana un perfume intenso que
recuerda al aroma del chocolate, almendras o vainilla. Florece durante
la primavera y fructifica desde principios de diciembre y hasta fin de
verano.
Especie originaria de Brasil, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay y
Argentina. En nuestro país se encuentra en casi todo el territorio salvo
la región andina y patagónica, en suelos algo húmedos, pudiendo
ascender hasta 3000 m. Se comporta como maleza en cultivos
subtropicales.
Se utilizan las hojas y los frutos como medicinales.
Esta especie no se halla inscripta en la Farmacopea Nacional Argentina.
Las infusiones de la raíz y de las hojas de Clematis demostraron una
actividad diurética moderada. Este efecto podía ser debido, por lo menos
en parte, a la presencia de ácido oleanólico (Álvarez et al, 2003)
Domínguez (1928), menciona que Braconnot fue el primero que investigó el
principio activo de los Clematis (in Ann. Chim. Phys., VI, 1827, 134;
Pogg. Ann., II, 415; III, 288), y que por destilación de tallos jóvenes
de C. flammula L. obtuvo un agua destilada en la que observó la
formación de un depósito de materia coposa y de pequeñas pajuelas
cristalinas que más tarde Gmelin (Handbuch d. Theoretisch. Chem, II
1829, 426), designó con el nombre de “alcanfor de Clematis ”.
Menciona que posteriormente Gaube aisló de C. vitalba L., un aceite
volátil al que atribuyó la acción cáustica y vesicante de la planta,
tanino, mucílago y un principio alcalino cuyo sulfato cristalizaba en
agujas hexagonales: la clematina, que cristaliza en agujas
transparentes, cortas, o en láminas hexagonales delgadas; solubles en
agua y en alcohol acuoso e insolubles en el alcohol absoluto, éter y
cloroformo; cuya solución precipita en blanco con el sulfocianuro de
potasio, en gris con el yodomercurato de potasio y en pardo verdoso con
el yodo.
Los estudios fitoquímicos demuestran la presencia de ranunculina,
butenólido conocido en la bibliografía por ser causante de irritación en
la piel y precursor sintético de protoanemonina, principio tóxico
aislado de numerosas plantas, como Clematis glycinoides, C. aristata, C.
fawcettii, C. gentianoides, C. microphylla, C. microphylla var
leptophylla, C. pubescens, que produce principalmente estomatitis,
gastroenteritis y dermatitis (Álvarez, 2002)
Esta especie es generalmente aprovechada a partir de la recolección de
ejemplares que crecen silvestres y se propaga fácilmente por semillas.
Parodi, D.: (1881:17), p/Clematis hilarii Spreng., menciona que todas
las partes verdes de la planta tienen propiedades irritantes, sabor
quemante y acre y son empleadas como rubefacientes y vesicantes.
Escribe que el agua que se destila deja depositar con el tiempo una
sustancia en escamas blancas, semejante al alcanfor. El principio activo
es acre y volátil.
Recomienda la aplicación tópica de las hojas frescas y contusas para
prevenir el desarrollo de la hidrofobia a consecuencia de la mordedura
de canes rabiosos.
Lemos (1878) decía que una cataplasma de bejuco puesta sobre la mordida
de un perro rabioso produce en 10 horas una vesicación completa y la
cura permanente, mucho mejor que en los casos de cauterizar con ácido
nítrico y pólvora. Y agrega que toda persona mordida por perros
rabiosos, víboras, escorpiones, arañas, etc. encuentra en el bejuco el
remedio en el momento oportuno pues es de hojas persistentes y se
encuentra creciendo en todas partes.
Hieronymus: (1882:13), p/Clematis hilarii, menciona que las hojas son
usadas en cataplasmas, como cáustico y rubefasciente y también para
expeler los gusanos de las lastimaduras de los animales. La infusión es
usada para curar la lepra, la sarna y otras enfermedads cutáneas.
Domínguez, J.: (1928:353/355), p/C. hilarii, menciona que tiene
propiedades tóxicas, obrando como cáustico y vesicante. Las hojas
frescas contundidas y aplicadas sobre la piel determinan un violento
eritema seguido de vesicación y, si el contacto se prolonga, se forman
ulceraciones más o menos profundas. Estas propiedades han hecho que
algunas veces se haya recurrido a esta planta para, provocándose
ulceraciones de los miembros, eludir el servicio militar obligatorio.
Idéntico uso hacen de él los mendigos en Europa con C. vitalba (yerba de
los mendigos), que era y es utilizada por éstos para producirse
ulceraciones superficiales de los miembros con el fin de excitar la
conmiceración. La acción irritante de esta planta es tan manifiesta que
los químicos que se ocupan de obtener su principio activo se ven, en
casos de negligencia, atacados de erupción vesiculosa de la piel.
Citando a Hieronymus (1882) dice que la infusión de las hojas se emplea
en lociones contra la sarna, pecas y otras afecciones de la piel y, a
Parodi (1881), que las hojas frescas se usan como alexitero.
Ruiz Leal: (1972), menciona que en la provincia de Mendoza se usa una
pasta de hojas machacadas para curar la miasis de los animales.
Tousarkissian, M.: (1980:47), p/C. montevidensis = C. hilarii, citando a
Parodi (1881) y a Hieronymus (1882), dice que es irritante y, que otras
especies del género (C. dioica, C. bonariensis, C. sericea) poseen
idénticas cualidades.
Martínez Crovetto, R., (1981:47), p/C. montevidensis Spreng. menciona
que los apéndices de los frutos sirven como hemostáticos y que con tal
fin se los cosecha y, una vez secos, se aplican sobre las heridas
profundas para cortar las hemorragias. Con la planta seca cita que se
prepara un sahumerio que se suele emplear cuando se desea que las
personas indeseables se marchen de la casa y, que con tal fin, es
comerciado por las yuyeras del mercado en Corrientes.
Ragonese, (1984:113/116), manifiesta que en la región del Chaco existen
denuncias de envenenamientos de ganado ocurridos después de las primeras
heladas, probablemente debidos a la escaséz de otros forrajes.
Irritante (hojas)-Parodi, 1881:17; Hieronymus, 1882:13-
Antilísico, vesicante (Lemos, 1878)
Enfermedades cutáneas, vermífugo, cáustico, rubefaciente, drástico (Hieronymus, 1882)
Antiarácnido, antirreumático, antiofídico, rubefaciente (Pío Correa, 1929-1978).
Anodino, béquico, antiresfrío (Arenas, 1983).
Vesicante y ulcerante (Marzocca, 1997).
Antirreumático, vermífugo, antiofídico, rubefaciente (Di Lullo y Venator, cit. Marzocca 1997).
La infusión de las hojas ha sido citada para combatir enfermedades de la
piel como lepra, sarna, como antirreumática y antivenérea en Paraguay.
Los apéndices plumosos de los frutos son citados como hemostáticos; se
los aplica en manojos sobre heridas profundas, logrando así detener
hemorragias por acción mecánica.
En Paraguay y el norte de la Argentina la especie se emplea también en
el tratamiento de afecciones de vías respiratorias (en coincidencia al
menos parcial con el uso que aborígenes australianos dan a Clematis
glycinoides DC.), a modo de rapé para resfriados y dolores de cabeza.
Recientemente se ha recogido testimonios populares acerca de las
propiedades diuréticas de las flores, las que machacadas representarían
también un eficaz remedio para el dolor de muelas. Por último, se ha
comprobado que infusiones de parte aérea y de raíz ejercen una fuerte
acción irritante y una moderada acción diurética.
Otros usos etnobotánicos comprenden el empleo de los resistentes tallos
leñosos, que son trenzados para elaborar artesanías (cestos, canastas),
mientras que algunos pobladores del Chaco central usan entretejidos de
lianas como camuflaje para cazar al acecho, manufacturándolos entre
otros con los tallos de Clematis montevidensis.
Con las flores se confeccionan colchones antirreumáticos y los estilos
plumosos se utilizan secos para detener las hemorragias y cicatrizar las
heridas (Lahitte, Hurrell y Belgrano, 1998; Lahitte y Hurrell, 2000).
Estudio fitoquímico: de la parte aérea fue aislado el ácido
p-hidroxicinámico, y una mezcla de fitosteroles tales como estigmasterol
, campesterol y sitosterol, siendo el estigmasterol el componente
mayoritario. Un sólido blanco, fué identificado como ácido oleanólico.
Del extracto acetónico de raíz se aisló e identificó ácido oleanólico y
la mezcla de esteroles estigmasterol, campesterol y sitosterol y dos
glucósidos: ranunculina y -etilcolestan-dien-3α-ol-glucósido.
Observaciones: a pesar de la toxicidad del “loconte”, tuve la grata
sorpresa de observar hermosas aves cantoras alimentándose de los brotes
tiernos con suma avidéz y sin problema alguno.
Referencias:
http://www.scribd.com/share/upload/14989896/1rf9y5wehrm3mmyb4xs2
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fuente: https://www.google.com.ar/search?q=Loconte&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwjEnJj4rqDKAhWIkZAKHbTRBqcQ_AUIBygB&biw=1024&bih=467#tbm=isch&q=loconte+planta&imgrc=crKnbTDCIgTGGM%3A