Pequeños paraísos
Cuando no tenemos espacio para patios o jardines en el hogar, los balcones y las terrazas abren paso a un mundo de imaginación al aire libre
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Los balcones y las terrazas son esos pequeños reductos de nuestro hogar en los que nos sentimos como auténticos reyes del tiempo y en los que disfrutamos cuando la temperatura es propicia.
Contemplar el cielo al atardecer o mirar el amanecer de un fin de semana cuando, sin prisas y por puro placer decide levantarse sin que el despertador lo apremie, apoyado en el quicio de la puerta de la terraza o sobre la barandilla, resulta un placer inigualable. Es como encontrarse dentro de una burbuja en medio de la ciudad.
El error es convertir ese espacio en un cajón de sastre, en el trastero que no tenemos y llenarlo de cachivaches que no utilizamos a diario; la despensa que nos falta en la cocina o el zapatero en el que poner el calzado de otras temporadas, con la escalera o la bicicleta de los niños por el medio.
Si lo decora de acuerdo a sus posibilidades, se convertirá en un rincón en el que refugiarse. Detalles sencillos, que no ocupan espacio, pero que cumplen su función a la perfección, pueden darle la solución para una cena romántica al aire libre, para un desayuno relajado, o para un aperitivo sin prisas.
Un pequeño espacio al aire libre puede convertirse en un paraíso, no digamos si los metros se apoderan de la última planta y le regalan una vida en la ciudad en la que parece, pese a los tejados de los edificios, que se encuentra en plena naturaleza.
¿DONDE NOS SENTAMOS?
Cuando el balcón es tan pequeño, que no llega a tener el calificativo de terraza, el espacio juega en nuestra contra, pero los complementos, no.
Sea imaginativo para vivir el sol. Puede encontrar sombrillas para cubrir lo más y también para lo menos, todo depende de si prefiere salir a esa terraza en las horas centrales del día o en otros momentos donde la intensidad del sol no le deslumbre.
Colores atrevidos, como el rojo o el verde, rivalizan con el blanco, un tono que da protagonismo al verdor de las plantas, para las que también encontramos sitio, si sabemos buscarlo.
Un macetero metálico en tonos intensos para colgar, le solucionará problemas de espacio. Otra opción es un macetero metálico para barandilla, que dispone de anclajes que permiten insertarlo alrededor del tubo y ajustarlo a la medida, un idea práctica y muy válida para no prescindir del apartado natural que se presupone se debe disfrutar al aire libre.
En uno de los extremos del balcón puede colocar una estantería y, en lugar de colocar los tradicionales libros, sustitúyalos por plantas ligeras, de flor corta o que caiga sobre la del estante inferior. Un elemento útil que también le permitirá colocar revistas o los instrumentos necesarios para su cuidado.
Para las noches, las propuestas se concentran en portavelas metálicos en varios colores, que incorporan un práctico sistema que se cuelga a la barandilla, con lo que se evita que ocupe un lugar sobre la mesa. Es una buena opción para decorar e iluminar.
Otra de las posibilidades que brindan, esta quizá más arriesgada, es completar la iluminación creando un juego de luces y sombras con antorchas de barandilla, que provocará un toque cálido de verano, cual si una hoguera en la playa se tratara, mientras suenan imaginativamente las olas del mar.
No descuide su pequeño edén. Opciones no le faltan, es cuestión de imaginación.
Fuente:http://www.eldia.com.ar/deco/notas.aspx?idn=356442&f1=20120215
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